El Tutupiche en Carta Abierta
Triste noticia para familiares, amigos y comensales, al enterarnos del fallecimiento de don Mario Ruiz Gordillo, propietario de la panuchería ‘La Jirafa’, un local muy concurrido en la colonia Atasta.
Todo mundo conoce ese local, que durante muchos años, fue referente de los mejores panuchos en Villahermosa; sin embargo, muy pocos conocen la historia del por qué se llama ‘La Jirafa’.
Resulta que en sus años juveniles a don Mario le encantaba el boxeo y lo practicó de manera semiprofesional en el desaparecido ‘Frontón’ (que hoy ocupa el parque José María Morelos y Pavón’, en el centro de la ciudad), y su mote de batalla era precisamente ‘La Jirafa’ Ruiz, por ser un tipo delgado y de gran estatura.
De hecho, en el área donde al principio cobraba y despachaba don Mario, mientras doña Sheba preparaba los deliciosos alimentos, había una foto de don Mario, arriba del ring, momentos antes de una batalla.
Tuve la grata fortuna de conocer a don Mario, a su esposa doña Sheba, así como a sus cuatro hijos; algunas veces conviví con ellos en las grandes reuniones que hacían en su amplio patio, que por cierto, tenía un área dedicada para quelonios de casi todas las especies.
Una vez lo acompañé en su camioneta roja a cortar plátanos en su parcela y otra, a comprar la carne molida en un supermercado de moda; don Mario y doña Sheba siempre fueron personas muy sencillas, nunca perdieron la humildad que los caracterizó, seguramente por eso, ya hoy están juntos en el Reino de los Cielos, a sabiendas que dejaron su legado en las manos expertas de su hijo Mario, su esposa y su nieta, quien le ha dado una mayor variación.
Muy orgullosos deben estar sus hijos por ese gran legado, ese fructífero negocio, que prácticamente de la nada, levantaron don Mario y doña Sheba, no de la noche a la mañana, sino a base de esfuerzo y constancia, durante años.
Como colofón, recuerdo que en otra ocasión, durante las constantes idas a comprar sus ricos panuchos y platanitos rellenos, o quizá en una de las reuniones, platicando con ambos, en corto, doña Sheba me comentó, que cuando don Mario era boxeador, ella se encargó de ‘su preparación’ para la primera pelea, y le dijo: ‘viejo, come bien, porque vas a pelear y necesitarás fuerzas’; lo malo que la comida se la sirvió momentos antes del combate y ese día don Mario perdió por nocaut, además terminó vomitando; precisamente porque doña Sheba, sin querer, lo había llenado de comida.
Los tres reímos de esa gran anécdota, que doña Sheba me hizo el favor de compartir. Un abrazo hasta el Cielo para ambos y muchas gracias por esa gran amistad que me brindaron.
Hoy debe haber fiesta en el Reino de Dios, porque juntos, don Mario y doña Sheba, deben estar preparando allá, sus ricos panuchos.