Tiempo de Política
Cuenta la leyenda que los escasos, para una elección presidencial, 250 mil votos que tuvo Felipe Calderón por arriba de Andrés Manuel López Obrador en 2006, fue porque el tepetiteco hoy avecindado en Palenque no quiso negociar con la maestra Elba Esther Gordillo, dueña en esos tiempos del SNTE, el mayor sindicato magisterial.
De ahí la estrategia del 2018, después de la segunda derrota consecutiva en el 2012, de sumar a Tirios y troyanos, para asegurar el triunfo, “que ya después Dios dirá”.
Alguien por allí explicó el arrollador triunfo presidencial del tabasqueño como “un tsunami, que incluso arrastró basura”.
De acuerdo con la mitología griega, Tirios y Troyanos eran enemigos irreconciliables, como bien se puede aplicar ideológicamente a morenistas y panistas, tal cual ocurrió en los comicios de 2018 cuando se sumaron los blanquiazules Lilly Téllez (de corazón) y Germán Martínez (de afiliación), pero ambos se dijeron “arrepentidos” y rompieron con la Cuarta Transformación.
En su momento el entonces presidente López Obrador se sinceró que pese a advertencias, con ellos “cometí un error”, “me equivoqué”.
Morena vive ahora una nueva edición de la suma de personajes que han causado una confrontación entre figuras relevantes de ese partido. Los nuevos invitados a afiliarse son el cuestionado panista veracruzano Miguel Ángel Yunes Márquez y el ex gobernador priista Oaxaqueño Alejandro Murat Hinojosa.
Ambos personajes tienen diferente razón para ser invitados a forma parte de las filas morenistas. A Yunes Márquez se le sumó para convertirse en el senador 86 de Morena con el que tuvo la mayoría calificada en la Cámara Alta, mientras que a Murat Hinojosa se le habría estado pagando su “no intervención” en las elecciones para gobernador que ganó el guinda Salomón Jara.
Sin embargo, ambos políticos son repudiados por las bases morenistas de sus respectivos estados y sobre todo por sus gobernantes que ya alzaron la voz en su contra: Rocío Nalhe por Veracruz y Salomón Jara por Oaxaca.
En un mensaje en X, la gobernadora jarocha expresó “pido a la Comisión de Honor y Justicia del partido que no acrediten la membresía como integrante de Morena a Miguel Ángel Yunes por no representar ni contar con los postulados del Movimiento de Regeneración. Habló de presentar una ‘carpeta azul’,”donde está involucrado en lavado de dinero y otros delitos”. Incluso, amagó con renunciar a Morena.
Por su parte el gobernador oaxaqueño Jara Cruz en un doble play expresó su respaldo a su homóloga veracruzana y fijó su propia posición: “Me sumo al llamado para que la Comisión de Honor y Justicia rechace la incorporación de Yunes y de Alejandro Murat, quienes representan todo lo contrario a los principios y valores de nuestro movimiento”.
Por todos los intereses electorales, legislativos, políticos, etc, en ambos casos, este conflicto rebasará con mucho al órgano partidista responsable de aprobar o rechazar la afiliación de ambos políticos.
El veredicto será acatado en la mesa de la dirigente nacional María Luisa Alcalde, pero decidido en las instancias de Gobernación, el Senado e incluso en Palacio Nacional.
Si en 2006 románticamente AMLO rechazó el “veneno” magisterial de la maestra Gordillo; si en el 2018 se comprende la “dósis” necesaria aplicada para adormecer a la oposición y ganar la Presidencia, ¿Por qué ahora se inocula una ponzoña que ya no pareciera necesaria – ¿Solo Yunes y Chavo Herrera eran sumables? – al poner en entredicho los postulados máximos morenistas y de la 4T?: No mentir, no traicionar y no robar.
TIEMPO FUERA. – Veracruz, Oaxaca y…contando.