CARTA ABIERTA
Así fue la escena: el Zócalo abarrotado, más de 350 mil almas según el gobierno capitalino, esperando el mensaje de Claudia Sheinbaum. La presidenta, recién salida de Palacio Nacional, cruza la Plaza de la Constitución con esa mezcla de aplomo y prisa que la caracteriza. Todo listo para un mitin épico… hasta que, de pronto, ¡zas!
Un grupo de barones morenistas –Adán Augusto, Monreal, Luisa María Alcalde, Manuel Velasco y hasta Andrés Manuel López Beltrán– no perciben su cercanía. No por desdén, sino por una selfie con el hijo de AMLO. Y así, lo que debía ser un saludo protocolario se convirtió en el momento incómodo del día, un blooper político que la oposición ya magnifica como si fuera el Watergate mexicano.
El video es oro puro para los analistas de sillón: Sheinbaum se acerca, barones de la 4T posan distraídos, y cuando el hijo de López Obrador se percata, estira la mano como en cámara lenta. Tarde. Ella sigue de largo con un gesto de “ahí se ven” que dice todo sin decir nada.
Monreal y Adán intentan alcanzarla, pero la mandataria ya va rumbo al templete. ¿Resultado? Un instante que dio otro ángulo a su discurso sobre aranceles y reformas, y que ahora alimenta teorías de conspiración.
Seamos serios: no fue un desplante orquestado. Fue un descuido, un traspié humano en medio de la parafernalia de un mitin. Pero, claro, con las rispideces entre Sheinbaum y las ex “corcholatas” –desde la contienda por la candidatura hasta las trabas legislativas recientes–, el incidente es combustible para el morbo político.
Que si Monreal y Adán Augusto le hacen el feo por intereses políticos, que si Andy es quien manda en el partido con Luisa María Alcalde como florero. La realidad es que se trató de un malentendido que no merece más tinta por la forma en que surgió.
Es decir, el “no saludo” confirma una vieja sentencia: en política, las formas importan tanto como el fondo. Y mientras Sheinbaum hablaba de Trump y aranceles, la escena que más circula en redes, además de la de su mensaje, es la de un saludo que nunca fue.
Cosas del poder, cosas de la diversidad de tribus en Morena que, por lo demás, muestran que la agenda política la sigue marcando el partido guinda.
Por lo demás, sí, fue un incidente polémico, pero nada más que eso. Por más incómodo que haya sido para todos sus protagonistas.
:LA RÚBRICA
La participación del gobernador Javier May en primera fila durante la Asamblea Informativa en el Zócalo capitalino fue un claro alineamiento con las políticas federales. Sus publicaciones del domingo en las redes sociales destacaron el desempeño de la presidenta Sheinbaum en las negociaciones con Estados Unidos, enmarcando los resultados como un éxito diplomático. El mensaje “coordinación sí, subordinación no” refleja la postura oficial del gobierno tabasqueño ante presiones externas. La narrativa maycista busca proyectar unidad entre los distintos niveles de gobierno frente a Trump, mientras reafirma la soberanía como principio no negociable en las relaciones bilaterales… Otros importantes morenistas tabasqueños que acompañaron de cerca a Sheinbaum fueron el director de ASA, Carlos Manuel Merino, la alcaldesa Yolanda Osuna, los diputados locales Jorge Bracamonte y Marcos Rosendo Medina Filigrana, el dirigente Jesús Selván García, el titular de SOTOP, Daniel Casasús, y el subsecretario de Transporte, Roberto Romero del Valle… Roy Campos, el director de Consulta Mitofsky, asegura que el mitin del zócalo no fue partidista, sino un reflejo de genuino apoyo popular, con cuatro gobernadores de oposición. El analista dice que Sheinbaum está tomando su propio estilo discursivo, asumiendo su propia personalidad… En contraparte, Pedro Ferriz de Con comenta que hubo un acarreo multitudinario en el que la presidenta sigue sin desligarse por completo de la influencia del expresidente López Obrador. Conocido por su férrea crítica al oficialismo, el conocido comunicador mencionó que Claudia no mostró una estrategia definida ante los próximos amagos de Trump.