EL TÍO VIVO

Sólo algunos escarceos faltan para que el proceso electoral de este año quede totalmente concluido. Los perdedores, de todos los partidos, incluyendo el del gobierno, se resisten a aceptar la derrota, pero es bien sabido que, salvo el caso de Emiliano Zapata, donde aún quedan dudas de lo que realmente pasó, la contundencia de quienes ganaron deja muy pocas posibilidades de que alguna impugnación prospere.

En ese sentido, lo que sigue es preparase para gobernar los 17 municipios por parte de los recién electos alcaldes y a conformar la próxima legislatura en el Congreso, con los ganadores morenistas, más las pluris que alcanzaron a repartirse entre las fuerzas políticas que aun luchan por no ser borradas del mapa electoral.

Las elecciones ya acabaron y si algo le ha hecho daño al estado, es querer prolongarlas de manera artificial. Los que perdieron sabían de qué manera se iba a jugar y por lo mismo, no valen ya las lamentaciones. Que si se trató de una elección de estado, pues es un asunto que no debe de haberlos sorprendido, puesto que es de sobra conocido, cómo opera el sistema y de lo que es capaz de hacer.

Pero enfrente, los ganadores, deben bajarle a la soberbia y no querer engañarse insistiendo que todo se logró por el “gran respaldo popular” que dicen tener. Las elecciones se ganaron con votos, pero sabemos lo que tuvo que hacerse para que esos votos entraran a las urnas, así que insistir en los argumentos del tsunami o del tráiler que les pasó por encima a la oposición, es como festejar un gol que se anotó con la mano.

La tan necesaria vuelta a la página en materia político-electoral, debe llevar consigo una fuerte dosis de humildad de todas las partes, porque finalmente lo que importa es cumplir con las expectativas de la sociedad que en su gran mayoría, les importa poco el color del partido en el que militan los ganadores. Lo que la gente necesita es que le reparen la calle, que le otorguen un eficiente servicio de alumbrado, de limpia, etcétera; pero sobre todo, de agua potable.

Si ya que obtuvieron el triunfo (“haiga sido, como haiga sido”) no cumplen con su deber, entonces sí que será dinero tirado a la basura y el estado no está en condiciones de darse esos lujos. De nada sirven más ejemplares como Villalpando en alguna alcaldía o como la gran mayoría de los actuales legisladores locales. De improvisados ya estamos cansados…

Antes de bajarnos del caballito…

Decía Jesús Reyes Heroles que problema que se soslaya, estalla. En la Secretaría de Movilidad le juegan las contras al titular Narciso Oropeza y no le dan la atención debida al tema de los pochimóviles. Las consecuencias pueden ser graves…